Chiltomas de felicidad en El Zapote

Son las once de la mañana y el ajetreo es intenso. Uno tras otro, muchachos y muchachas van saliendo del invernadero. Todos cargan baldes atestados de chiltomas que luego vacían sobre cajillas plásticas.

Al pie de las cajillas y muy atento, un señor moreno y sonriente, lápiz y libreta en mano, toma nota de cada balde que va llegando.

Estamos en El Zapote, una fértil comunidad ubicada muy cerca de San Marcos; una pequeña población entre Jinotega y San Rafael del Norte. 

Oneyda Palacios, San Marcos, Jinotega

Todo es formidable: el invernadero, la plantación, las montañas circundantes cubiertas de neblina, el clima templado y las exorbitantes chiltomas; todas verdes y luminosas.

También es impresionante el afán de una cuadrilla de mujeres y hombres de todas las edades, quienes con ánimo y destreza, participan del ritual: la recolección de chiltomas en la plantación de don Norvin Chavarría.

Sin dejar de poner atención al teje y maneje, don Norvin va relatando su aventura de agricultor de chiltomas. 

El Zapote, San Marcos, Jinotega

Según sus palabras, para tener éxito es primordial la disciplina en el trabajo. Estar atento a cada paso de la siembra; a los procesos y aplicaciones. Sin embargo hace énfasis cuando dice: «Para tener buenos resultados hay que invertir». Y luego, sin dejar de tomar anotaciones de los baldes de chiltomas que van llegando, relata la lista de productos MICOSAT y MILAGRO que aplicó.

MICOSAT-SEMI y F UNO, ACTIVA, MAGNESIO, PEGADOR, OLIGOMIX, CALCIO, ZINC, SOLUBLES, CALCIO-BORO, ZINC-BORO, son parte de la paleta de productos que aplicó don Norvin a sus chiltomas.

El resultado está siendo tan sorprendente que don Norvin está convencido que va lograr cortar unas doce veces en esta temporada. 

«Esta corta es apenas la tercera», dice don Norvin. Y luego agrega que está contento porque ve que el esfuerzo va rindiendo frutos. «Gracias a Dios todo va saliendo bien.» Concluye.

La plática termina. Don Norvin, aunque sonriente y jovial está apurado y debe continuar. 

Por entre las cajillas repletas de chiltomas, los muchachos bromean mientras posan para las fotos. Las muchachas también sonríen a la cámara. Todos se ven contentos.

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Lipululo, buen apio al sur del lago de Apanás

Lipululo es una de las ciento doce comunidades del municipio de Jinotega. Es una comarca enclavada entre lomas reverdecientes y frescas que se recuestan al sur del valle del Lago de Apanás.

Lipululo es fértil y agradecido. De ahí salen granos, hortalizas y vegetales que proveen los supermercados y mercados de todo el país. Zanahorias, repollos, elotes amarillos, tomates, chiltomas, apios y tanto más que alimentan miles de familias nicaragüenses.

En Lipululo vive gente noble y trabajadora que vive agradecida con Dios, con la naturaleza, y con la tierra que les ha tocado. Reconocen la bendición de vivir sobre un suelo fructífero que les retribuye el esfuerzo.

Don Álvaro Antonio Centeno Pineda es un joven productor de apio que venera y quiere la heredad de sus ancestros. ¿Y cómo lo hace? Pues mimando y consintiendo el suelo.

Y en ese trajín de buscar lo mejor para mimar su tierra, fue que a don Álvaro le llamaron la atención unos testimonios en video que vio en Facebook. Testimonios de productores responsables exponiendo los excelentes resultados de los productos agrobiológicos MICOSAT. Entonces sin pensarla mucho se comunicó con un asesor PROFYSA.

Y lo que ocurrió después lo tiene muy satisfecho.

Según sus propias palabras, este año espera grandes réditos, pues la lozanía y sanidad del cultivo es notable. Y más impresionante todavía es la tremenda red radicular que han desarrollado cada una de las plantas.

Poniendo toda la confianza en MICOSAT, don Álvaro no tuvo reparo en aplicar el programa completo de MICOSAT para apio: MICOSAT SEMI, MICOSAT F UNO, MICOSAT LEN y MICOSAT TAB PLUS.

Y a buen tiempo lo hizo porque este año los productores de la zona han sufrido los embates de una enfermedad que todavía no se determina si es causada por un hongo o una bacteria. Un mal que pudre la base de la planta pero que esta vez no afectó el apio de don Álvaro.

Este joven y amable productor Lipululense, agradece a Dios y a MICOSAT que este año las cosas van por buen camino. Sobre todo, porque sabe que MICOSAT además de nutrir y prevenir enfermedades, regenerará su suelo.

Y agrega:

—Con MICOSAT la tierra se siente mimada.

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